En una pequeña calle del barrio Alameda, norte de Palmira, el sonido metálico de una sierra y el golpeteo constante de herramientas suelen pasar desapercibidos. Pero lo que ocurre en ese rincón va más allá del ruido….
Ahí, entre tornillos, tubos reciclados y una voluntad férrea, Diego Hernan Ruiz Bahos, un hombre de 65 añps, invidente desde hace más de una década, forja historias de esperanza. La más reciente: una bicicleta hecha a mano para el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Palmira, CBVP.
“Uno no necesita ver para soñar, solo necesita sentir”, dice Diego, mientras acaricia los tubos metálicos ya soldados de lo que él llama “una máquina de gratitud”. Su bicicleta no es común. Está adaptada con canastillas, su estructura es reforzada, y fue pensada como un medio de apoyo logístico dentro del cuartel de Bomberos, para movilizar implementos, mensajes o pequeños equipos.
La idea, cuenta él, surgió una tarde cualquiera, mientras recordaba que muchos de nosotros somos ingratos con el CBVP. “Pensé en todo lo que ellos hacen por nosotros, en los incendios, en los accidentes. Sentí que yo también podía ayudar desde mis posibilidades”, recuerda.

Diego trabaja desde su casa-taller, una pequeña habitación convertida en centro de invención. A pesar de su ceguera, sus manos conocen cada herramienta con precisión quirúrgica. Su memoria le permite medir, cortar y ensamblar sin necesidad de ver. Pero más que con técnica, Diego construye con fe.
Diego perdió la visión por un robo a su vehículo en Cali. Lejos de sumirse en el silencio, comenzó a construir con los recuerdos de lo que alguna vez vio y con el amor de su esposa, quien aún lo acompaña en casa. Su historia no es nueva en el barrio, pero con esta bicicleta, su mensaje ha pedaleado mucho más lejos: “Ninguna oscuridad es tan grande como para apagar la voluntad de servir”.
“Es mejor encender una vela qué maldecir la oscuridad”, explica Diego Hernán. Algunos la llaman “La Esperanza”. Otros simplemente “La bici o el burrito de acero”, dice Diego.
Y él, desde su casa, sigue soñando con nuevos inventos. Hacer una bicleta alusiva a la cruz roja y triciclos para adultos mayores, que no saben montar bicicleta, mientras el corazón funcione, la mente no se detiene, afirma con una sonrisa que se puede oír.
El 3 de junio Día Mundial de la Bicicleta, Palmira es reconocida como la primera ciudad en Colombia en el uso de la bicicleta, Palmira ha aprovechado al máximo este medio de transporte que se convirtió en práctica significante y cultural de la población.
Desde 1910 se impuso esta tradición, cuando los ingenios azucareros distribuían sus productos a punta de pedaleo, para ir a las casas y puestos de compra y en 1960 Palmira fue la primera ciudad en el país en tener una cicloruta de cinco kilómetros qué inicia desde el sector La Vega Monteclaro hasta la entrada al ingenio Manuelita y continúa el uso de estos vehículos, la actual administración del alcalde Víctor Ramos, viene adelantando la construcción y en funcionamiento las alamedas en diferentes sitios de la ciudad que cuentan con ciclorutas para el desplazamiento de los ciclistas a sus trabajos y al estudio.
Alexander López, del Club de Bicicletas Antiguas Palmira Señorial, con su grupo de ciclistas, promueve el Día de la Bicicleta para recuperar la tradición ciclista de Palmira. Acompañan a Diego Ruiz, persona invidente, en una bicicleta homenaje a los bomberos. También destacó la labor del alcalde Víctor Ramos con la construcción de las alamedas, o pasos peatonales transformados, para fomentar el uso de ciclorutas. Siempre participamos en las inauguraciones de las alamedas y hoy 3 de junio celebrando el día internacional de la bicicleta, invitamos a montar y a disfrutar del pedaleo.