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Alcaldía de Palmira

Palmira corre con todos: la carrera que se corrió con el alma, no con los ojos

La mañana del domingo 28 de septiembre se despertó con el rumor suave de pasos, voces y esperanza. A lo largo del Parque Bolívar, punto de partida de la Media Maratón de Palmira, se respiraba algo más que deporte: se respiraba inclusión.

En medio de las camisetas naranjas, los números y los calentamientos, dos figuras destacaban no por lo que veían, sino por lo que transmitían. Javier Antonio Ocampo, vendedor de lotería, y Alberto Trujillo, empresario de una de las tipografías más importantes de la ciudad , se preparaban para recorrer los 10K sin la ayuda de la vista, pero con la fuerza de quienes han aprendido a leer el mundo con otros sentidos.

Javier caminaba con paso firme, tocando con su bastón podálico el suelo que poco después habría de recorrer. “Yo corro con el alma”, dijo el pasado domingo 28 de septiembre antes de comenzar, sin saber que esa frase quedaría resonando como un eco en todos los que lo escucharon.

Alberto, más silencioso, ajustaba su reloj y sonreía. “Hoy no vine a competir, vine a sentir”, murmuró. Ambos llevaban la misma camiseta, la misma medalla imaginaria colgando ya de sus pechos: la de haber llegado hasta ahí.

La partida se dio con entusiasmo. Desde el primer kilómetro, el sudor mezclado con la emoción dibujaba una ruta diferente para cada corredor. Para ellos, fue una ruta guiada por la confianza, por voces amigas que indicaban curvas, subidas y bajadas. Pero también fue un viaje interno, un grito silencioso que decía: estamos aquí, somos parte del mundo.

El alcalde Víctor Ramos, presente en el evento, aplaudía desde la tarima. “Estos espacios son el reflejo de una Palmira que avanza unida, donde caben todos. La inclusión no es discurso, es acción. Hoy lo demostramos”, declaró luego, al entregar las medallas con orgullo.

Días después, el jueves 2 de octubre , Javier y Alberto se encontraron de nuevo. No en la línea de partida, sino en el mismo Parque Bolívar que los vio comenzar. Ya no había ruido ni música, pero sí un aire de victoria.

Con las medallas colgadas al cuello, recordaron cada momento. Se reían de los tropiezos, se emocionaban al hablar del público que los animó, de las manos que se extendieron en el camino, de la meta que cruzaron sin ver, pero con los ojos del alma bien abiertos.

Javier Antonio Ocampo, expresó: “Acá con mi compañero Alberto! Támara”, hablando referente a la maratón que hubo en esta semana que me pareció muy excelente por lo que nos incluyeron y ojalá haya más inclusión, excelente me parece muy bien lo que hace el alcalde Víctor Ramos, muy organizado y mire que no duró mucho tiempo o sea no se extendieron, uno corriendo 10 ó 21 km siempre es mucho lo que se cansa pero estuvo bien excelente muy bien organizado y los premios excelentes no llegué primero ni de último, pero llegué fui campeón”.

“Esto no se trata solo de correr. Se trata de decirle a Palmira que todos podemos. Que necesitamos más eventos así, donde la inclusión no sea una excepción, sino la norma”, dijo finalmente Alberto, mientras acariciaba su medalla como si fuera de oro”, enfatizó Ocampo.

Alberto José Trujillo Martínez, indicó: “tuve la gratitud de participar en la media maratón que fue el domingo y la verdad muy contento con mi resultado y contento con Palmira y sus dirigentes por hacer este tipo de eventos donde personas con discapacidad nos podamos incluir y participar con todo el mundo, me sentí muy bien cogi un buen ritmo y creo que hice un buen tiempo, el alcalde Víctor Ramos está haciendo excelente estos eventos ver tanta gente reunida en una fiesta porque eso se convierte en una fiesta, ver niños, adultos mayores, personas con discapacidad como nosotros y todos en un solo lema en hacer deporte muchas felicitaciones”.

Javier, como siempre, fue más directo: “Esto es lo más grande que he hecho. No porque gané, sino porque nadie me dijo que no podía estar”.

Se despidieron con un apretón de manos largo, fuerte, como queriendo detener el momento. Luego caminaron por la peatonal de la calle 30, por la sombra de los árboles, con la certeza de que ese 28 de septiembre, corrieron más que 10 kilómetros. Corrieron por todos los que aún no se atreven. ¡Y ganaron!

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